¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN?
Las manifestaciones de la depresión varían de una persona a otra, así como su intensidad y duración.
La persona deprimida puede tener fuertes sentimientos de desesperanza, tristeza, falta de interés por las cosas, sensación de inutilidad o de vacío, convencimiento de que para ella “no existe solución”, crisis de llanto o irritabilidad extrema, cansancio, falta de apetito, inapetencia sexual, sentimientos de culpa...
La persona deprimida puede tener fuertes sentimientos de desesperanza, tristeza, falta de interés por las cosas, sensación de inutilidad o de vacío, convencimiento de que para ella “no existe solución”, crisis de llanto o irritabilidad extrema, cansancio, falta de apetito, inapetencia sexual, sentimientos de culpa...
¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE LA DEPRESIÓN?
La depresión tiene consecuencias personales, familiares, sociales y laborales.
Además del alto grado de sufrimiento que padece la persona, esta situación es una fuente de angustia y preocupación para la familia, que suele hacer grandes esfuerzos por mejorar el estado de ánimo de la persona, usualmente fracasando en sus intentos, lo que termina produciendo un desgaste emocional en las personas que rodean a la persona deprimida.
Socialmente la persona se va aislando de su entorno, pierde el contacto con sus amigos y no participa en actividades sociales, estrechando su círculo de relaciones hasta no relacionarse con el resto de las personas. Por otra parte, a nivel laboral pueden incrementarse las bajas laborales y el absentismo, lo que contribuye a una mayor sensación de inutilidad, soledad y fracaso personal.
¿CÓMO PUEDE AYUDARLE LA TERAPIA PSICOLÓGICA?
Muchas personas creen que la depresión “se cura” con antidepresivos. Esto es un grave error. Los antidepresivos pueden ayudar a las personas con depresión a pasar las fases más dolorosas de su dolencia, produciendo un incremento en la actividad de la serotonina, lo que producirá una mejoría en el estado anímico del paciente. Sin embargo, la causa de la depresión continuará latente, y una vez abandonado el fármaco, pueden volver a aparecer los síntomas de la depresión.
Por ello la terapia psicológica no excluye la terapia farmacológica, pero trabaja en el funcionamiento del paciente, de forma que pueda superar las causas de la depresión.
En un principio se procurará abordar los problemas referidos al nivel de actividad para posteriormente buscar el origen de la situación e intentar formular soluciones concretas, enseñando a la persona diferentes técnicas encaminadas a superar las causas que le han llevado a un estado de ánimo deprimido, mediante diferentes técnicas como programas de mejora de autoestima, solución de problemas, erradicación de creencias disfuncionales, etc.
La terapia terminará con sesiones prácticas en las que se entrena la prevención de recaídas, de forma que la persona pueda, ante los primeros síntomas depresivos, poner en práctica las habilidades aprendidas para no permitir su evolución hacia un nuevo episodio depresivo.